ACTIVIDAD No. 9 del 31 de agosto al 11 de septiembre de 2020
EL ESPÍRITU SANTO EN LA VIDA DE JESÚS
El
Espíritu Santo es la tercera persona y su función es hacer posible la
comunión entre Dios y el ser humano. |
“Ustedes ya saben qué ha ocurrido
en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba
Juan: cómo Dios ungió a Jesús de
Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. Él pasó haciendo el bien
y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios
estaba con Él”. Hechos de los Apóstoles, 10, 37-38 |
Para la Iglesia de Cristo,
Dios es la comunión de tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, es decir,
la Trinidad. El Espíritu Santo es la
tercera persona, y su función es hacer posible la comunión entre Dios y el ser
humano, capacitando a este para recibir al Creador. Si no fuera por el Espíritu Santo sería
imposible la relación entre Dios y la criatura humana.
El Espíritu Santo acompañó
durante toda la vida a Jesús, pero se destacan ciertos momentos en los cuales
su acción se manifestó en forma especial:
En
la encarnación, cuando le da vida a Jesús en las entrañas de la Virgen María,
de manera extraordinaria. |
Durante
el bautismo en el Jordán, momento en el que revela a Jesús como Hijo de Dios. |
Cuando
lo impulsa al desierto para combatir y vencer al diablo luego de ayunar
cuarenta días y cuarenta noches. Luego
lo lleva a Galilea para empezar allí la misión. |
Cuando
Jesús hace milagros y trasmite el mensaje del Padre. |
Cuando
Jesús ora. |
En
la cruz, cuando lo acompaña y le da el valor para ofrecerse al Padre. |
En
el suceso admirable de la resurrección cuando lo levanta de entre los
muertos. |
Jesús
no solo fue beneficiario del Espíritu Santo, sino que recibió el poder de
derramarlo sobre la Iglesia (Hechos de los Apóstoles 2, 33-36). |
Antes
de su ascensión al cielo, prometió enviarlo para que estuviera con sus
discípulos, les enseñara, los
consolara y los guiara a la verdad siempre. (San Juan 14, 16-17; 16, 13) |
La Iglesia reconoce la presencia del Espíritu Santo en la
Sagrada Biblia, como inspirador, en el Magisterio de la Iglesia, como asistente
y consolador; en los sacramentos como propiciador de la comunión del creyente
con Cristo; en la oración, como intercesor del ser humano ante Dios; en los
carismas y ministerios, como edificador de la Iglesia; en los apostolados y en
las misiones, como propulsor y sustento.
Conclusión:
Toda la vida de Jesús está marcada por la presencia del Espíritu Santo. Es Él
quien lo guía, lo impulsa, lo inspira, le da poder, lo fortalece, en fin, le
permite vivir como Hijo de Dios. Y
ahora Jesucristo envía a la humanidad ese mismo Espíritu para conformar su
cuerpo, que es la Iglesia, para la salvación del mundo. |
ACTIVIDAD: Escriba cinco momentos
en la vida de Jesús donde esté presente la acción del Espíritu Santo.